
La calurosa noche del martes 22 de julio del verano pasado terminé de leer la novela. Me maravilló la potencia del pensamiento y la imaginación impresos en ella. Hubo días que ansiaba retomar el libro que había tenido que dejar vencida por el sueño de la noche anterior y alguna vez se me ocurrió no concluirlo para prolongar el idilio. Pero lo leí y aunque no me gustan los finales, pues casi siempre me decepcionan, por primera vez cuando terminé la última palabra y vi el punto final estallé: mi libro favorito punto.
Lo que puedo afirmar fuera de apasionamientos es que un texto como este se vuelve trascendental para el lector, es de una narrativa generosa y prolija, abundante en personajes, escenas, puntos de vista, ideas, descripciones, un libro que no se olvida. Ni sus temas. Pamuk denuncia a través de una historia de amor e intriga ambientada en el siglo XVI que Oriente y Occidente se han tenido curiosidad mutua, a pesar de sus distancias y sus búsquedas distintas. Estaremos en realidad alejados o la separación es solo una ilusión que nos hemos creado?
La pintura y la ilustración son el par de ejercicios con el que el autor ejemplifica las posturas que hemos desarrollado a través del tiempo: Occidente esta envuelto en un embriagador humanismo que posiciona al hombre como centro del Universo, la pintura imita el mundo real con el método de la perspectiva y se obsesiona con el retrato una técnica para diferenciar un hombre cualquiera de los demás gracias a los rasgos de su cara; en cambio Oriente cuenta historias en libros que se ilustran para ayudar a descansar ojos, mente e imaginación, láminas de las escenas más hermosas que pintan manos que memorizaron lo que dibujaron durante años, ilustradores que aspiraban a trabajar en la oscuridad, ciegos, para obtener la mejor imagen tal y como Dios la ve.
Los maestros se debaten entre conservar sus tradiciones o bien occidentalizarse, situación que continua discutiéndose en la mesa hasta nuestros días y que provoca el asesinato de un ilustrador visionario efectuado por un colega conservador. La historia resuelve este crimen en cincuenta y nueve capítulos que son abordados por diferentes voces, cada personaje, Seküre, Tío, Negro, Mariposa, Aceituna, Cigüeña, Ester, Orhan, el maestro Osman y algunos objetos y seres ilustrados en el libro secreto como un perro, el dinero, un árbol, la muerte o el color rojo, narran en primera persona su versión de los hechos, en un ejercicio literario de engaños y parcialidades que no permiten develar al asesino hasta el final.
Durante la lectura me sentí dichosa de apreciar la paciencia, la meticulosidad, la sutileza y la entrega de un escritor que con tinta y sobre papel creó un mundo para que personas como yo podamos gozarlo. Así que si no tienes ipod, si prefieres imaginar que ver, naciste en los setentas o antes, prefieres conocer Estambul a Nueva York o te encierras en tu habitación con tus libros y te escondes a ratos del mundo, de la tecnología, del progreso, de la rapidez que hoy impera o bien, todo lo contrario, refúgiate con Pamuk en Estambul en el siglo XVI en el mundo que creó.
Léelo, no sé si te atrape como a mi, quiera Alá que si.
Penelope Montes.